Afteroids

Suena la alarma en el nivel lambda-3 de la sala de control. En este momento atravesamos la constelación de Cygnus y nos encontramos bajo la amenazante influencia de la fuente de rayos X Cyg XR-1. La espera ha sido tensa y los nervios atenazan mis pensamientos sobre el riesgo y la responsabilidad, pero debo salir ahí fuera a enfrentarme con la tormenta de asteroides intergalácticos más extensa y violenta que nos ha sorprendido hasta la fecha. El Almirante de la flota de 32 supercruceros con la que viajamos desde hace ya cuatro años en nuestra búsqueda de nuevos mundos habitables, ha decidido que sea yo el piloto que se enfrente a los asteroides con la única nave de caza que ha sido posible blindar contra los mortales rayos X procedentes de Cyg XR-1, en el breve espacio de tiempo de que se disponia desde que fue dada la alarma. Maldigo el momento en que me hice famoso como el mejor piloto de caza de la flota por mis reflejos y pericia. Maldigo casi todo lo que ahora rodea mi fria soledad. Pero, ¿qué importa eso ahora? Me ciño el traje de combate, el casco y mis guantes, y solo me queda tiempo para pensar en lo imprevisible del destino, casi tanto como las trayectorias vertiginosas de esos endiablados asteroides.

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